El almacenamiento gas en España se encuentra en niveles históricamente altos, rozando el 100% de su capacidad en agosto de 2023. Lo mismo ocurre en el resto de la Unión Europea (UE) en su conjunto, donde este indicador se sitúa en torno al 90%. Este es, precisamente, el objetivo fijado por la Comisión Europea (CE) para todos los países, de manera que se reduzca el riesgo de desabastecimiento el próximo invierno. Francia es la única gran economía del continente que aún no supera este porcentaje.
Reservas de gas
Las metas fijadas por la CE para las reservas de gas tienen una fecha límite: el 1 de noviembre de 2023. Antes de alcanzar este plazo, prácticamente todos los estados miembros habrán cumplido con la tarea. Así, se pretende rebajar la incertidumbre que genera necesitar la energía rusa y las tensiones que ello supone, tanto para el precio del gas como para toda la industria que lo utiliza, incluida la generación eléctrica.
El almacenamiento subterráneo de gas natural en nuestro país presenta máximos sin precedentes, con 34.227 GWh. En esta línea apuntan los datos de los operadores europeos publicados por GIE-AGSI.
Ya en julio, España estaba cerca de alcanzar unas reservas del 100% de llenado de los almacenamientos de gas, pese a ser un mes con alta demanda eléctrica. Esto es importante, puesto que parte de esa necesidad se cubre con ciclo combinado, uno de los métodos más.
Precio de la luz y el gas
Pese a todo, el mercado gasístico está sujeto a mucha inestabilidad. Esta vez no tiene relación con la guerra en Ucrania, sino con el anuncio de huelgas en dos compañías de gas australianas. De hecho, el peso de Australia en el suministro mundial de este combustible es enorme. Es el segundo país en exportaciones después de Qatar.
A pesar de ello, la situación de partida en lo relativo a las reservas es mejor que en años anteriores. Pese a que los precios están subiendo de forma coyuntural debido a los citados conflictos laborales y a la especulación, las previsiones son optimistas. En los últimos meses, la demanda industrial de gas ha sido baja y su producción ha experimentado recortes sostenidos. Esto ha propiciado una caída en los precios del gas europeo que ronda un 50%. A su vez, los buenos niveles de aprovisionamiento y los contratos de abastecimiento mediante gas natural licuado (GNL) hacen confiar en que no se producirán subidas elevadas del precio de la luz en otoño de 2023.
Incremento del precio de la luz en agosto
El escenario relativamente favorable que se prevé para los próximos meses no ha esquivado la subida del precio de la luz en agosto. El gas está entre las causas de ese fenómeno. Así, hay un conjunto de variables que influyen, empezando por el consumo de electricidad derivado del calor del verano. Se utilizan más los aparatos de aire acondicionado y los sistemas de refrigeración. A esto se le suma la subida del precio del gas por las huelgas de compañías de producción gasística en Australia. Otro factor es la subida de los precios de los derechos de CO₂.
Por último, el recurso de las energías renovables, sobre todo la eólica en una época típica de mucha calma atmosférica, más que la energía fotovoltaica, no está logrando amortiguar las subidas.
Posibilidades de corte del suministro de gas ruso
Europa sigue teniendo dependencia del gas ruso que llega a través de Ucrania y Turquía. Por tanto, persiste el problema de una posible volatilidad de los mercados para este invierno. Bien es cierto que está muy mitigado debido a las reservas acumuladas por la UE, pero la Agencia Internacional de Energía (AIE) insta a no bajar la guardia.
No en vano, persiste una dependencia del gas natural licuado (GNL) ruso. Incluso, España ocupa el segundo lugar en la lista de compradores europeos en 2022, con un incremento del 51% con respecto al año anterior. Por otro lado, reducir el peso de Rusia conduce a aumentar la influencia de otros mercados gasísticos, como el argelino y el noruego.
Vulnerabilidad energética de España
Desde un poco antes de la invasión de Ucrania, la causa de la volatilidad de precios del gas en la UE ha sido el suministro proveniente de Rusia, del que dependían casi al 100% países como Alemania, Austria y los países del antiguo telón de acero. Con la invasión de Ucrania, las tensiones han sido notables. Pese a todo, este invierno pasado trascurrió sin incidentes gracias que no fue una estación de frío extremo. Para los meses venideros, la acumulación de reservas de gas ha causado una disminución de la percepción de riesgo y la presión asociada a la dependencia rusa.
Con respecto a España, es importante darse cuenta del incremento de la demanda que se ha producido en las últimas décadas. El ritmo de consumo de petróleo y gas natural ha crecido en un porcentaje superior al de la media anual.
Más concretamente, el caso del gas resulta llamativo. La demanda ha crecido en una media anual de un 15%, mucho más que la del petróleo, que ha rondado un 2% desde los años 90. Desde esa década, el consumo de gas se ha incrementado en un 275%. De hecho, en la actualidad supera el 16 % del mix energético, solo por debajo del petróleo, que asciende al 53 %.
Petróleo y gas juntos alcanzan el 70% de la combinación de energía primaria que se consume en España, un 8% más que en 1990. Estos datos ponen de manifiesto que somos más dependientes de los principales hidrocarburos que otros países desarrollados. Muestra de ello es Estados Unidos, con el 65%, o los estados de la OCDE, con un 61% de media.
Reservas de gas: un futuro sujeto a consideraciones geopolíticas
La disponibilidad de almacenamiento de gas natural es un factor determinante para fijar los precios de la energía. En este sentido, la acumulación de reservas actual invita a pensar en un futuro próximo relativamente estable, siempre sujeto a consideraciones geopolíticas. Si deseas ampliar información sobre el mercado energético o solicitar energía renovable de una comercializadora de energía sostenible, ponte en contacto con nosotros.