Continuamos una semana más con el hilo de las anteriores entradas acerca de la energía limpia, su impacto medioambiental y la manera de compensar esas emisiones que tanto perjudican el medio ambiente. En este post os quiero hablar sobre el último paso para ser eficiente energéticamente: el mercado de emisiones
En AEQ Energía damos a la energía limpia la importancia que consideramos que se merece, empezando con la representación de instalaciones renovables ante el mercado eléctrico y cerrando el círculo suministrando electricidad 100% limpia a nuestros clientes que así lo requieran. Como nosotros, hay miles de personas que apuestan por un mundo más verde y sostenible, ya sea a nivel individual o incluso profesional. Para intentar darle un empujón a la siempre difícil tarea de concienciación, en los anteriores posts pudimos explicar primero cómo se certifica la energía verde, cómo comprobar que la energía que consumimos sea efectivamente renovable e incluso cómo conseguir que la empresa en la que trabajamos tenga un impacto nulo en el medio ambiente.
Ya lo decía Lao-Tsé, filósofo chino, en su proverbio “Un camino de mil pasos comienza en un solo paso” y coincidimos en que cada acto que hagamos cuenta, aunque creamos que sea muy pequeño. Pero tampoco le voy a quitar la razón a quien se pregunte, ¿pero de qué vale que me preocupe en contratar energía verde y compense las emisiones de mi empresa si luego las grandes industrias mundiales no lo hacen? Aunque nos cueste trabajo creerlo, un gran número de países lleva años poniendo su granito de arena e intentando conseguir un mundo más verde para todos.
Primer paso: Protocolo de Kioto
Hasta 187 estados se pusieron de acuerdo en 1997 para establecer como objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera: se firmó el famoso Protocolo de Kioto. A modo muy resumido, podríamos decir que el principal objetivo fue el de reducir las emisiones para 2012 al menos un 5% con respecto a las que había en 1990. Eso sí, el reparto de las disminuciones no se hizo por igual a todos los países, sino en función del desarrollo económico e industrial de cada uno. Por ello, aunque la Unión Europea se comprometió a reducir sus emisiones un 8%, a España se le permitió aumentarlas un 15% con respecto al año base. Luego, cada país repartió entre sus empresas afectadas unos derechos de emisión en función de “lo que deberían” contaminar. ¿Y si finalmente ésta hubiera emitido más gases de los establecidos? Pues entonces tendría que comprar más derechos a otra empresa que hubiera contaminado menos y le sobraran. Para este fin, en 2003 se desarrolló el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la Unión Europea (EU ETS) donde los agentes pueden comerciar con los derechos que se les asignan para ajustarse a sus necesidades de emisión.
Siguientes paradas: Montreal, Bali, Copenhague y Cancún
Ante un proyecto de esta envergadura, se convocaron distintos grupos de trabajo para realizar un seguimiento más exhaustivo de los objetivos del Protocolo de Kioto, así como establecer una hoja de ruta sobre cómo abordar los problemas medioambientales después de 2012.
Puente aéreo: Doha-Kioto
A finales de 2012 se celebró en Doha la 18ª Cumbre de la Naciones unidas sobre el Cambio Climático, en el que se estableció como objetivo que la temperatura global del planeta no supere los 2º C, umbral estimado a partir de cual existe un grave riesgo de desestabilización del sistema climático que pueden producir impactos de consecuencias impredecibles. Esta vez hasta 194 países acordaron, entre otras muchas medidas, ampliar el compromiso del Protocolo de Kioto para el periodo 2013-2020.
París, la ciudad del amor (medioambiental)
Desgraciadamente, los niveles de contaminación actuales siguen superando los comprometidos y hay que seguir trabajando para mantenerlos bajo control. En diciembre de 2015, 195 países llegaron a pacto global, el conocido como Acuerdo de París, para “»reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, en el contexto del desarrollo sostenible y de los esfuerzos por erradicar la pobreza«. Unos de los principales inconvenientes es que los objetivos de reducción serán voluntarios para los países implicados, aunque sí existirá un mecanismo para analizar los incumplimientos y “sacar los colores” a los que suspendan.
Sin duda, el principal revés para este compromiso tuvo lugar el 1 de junio de 2017, cuando Donald Trump anunció que Estados Unidos abandonaba el proyecto debido a que va en contra de los intereses económicos del país. Por nuestra parte, la Unión Europea sí que está haciendo los deberes desarrollando normativa medioambiental que permita alcanzar el objetivo fijado. Una de las medidas más recientes es intentar desincentivar la contaminación elevando el precio de los derechos de emisión (EUA), aquellos que comentamos anteriormente que tenían que adquirir en el mercado las industrias que sobrepasaran sus niveles permitidos.
Y aquí concluimos nuestra vuelta al mundo por un planeta más limpio. Desde luego no será un camino fácil y seguramente todos pensemos que las altas esferas podrían ser más ambiciosas y comprometidas con el medio ambiente, pero es aquí cuando debemos predicar primero con el ejemplo y hacer todo cuanto esté a nuestro alcance en lugar de esperar a que el planeta se limpie solo… ¡y en AEQ Energía estamos dispuestos a ayudarte a conseguirlo!