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¿Estamos solos en el universo de la electricidad?

Siguiendo el hilo del post de nuestro Director en el que hablaba sobre las interconexiones energéticas, os quiero contar mi perspectiva acerca de este tema.

En el post anteriormente publicado en el blog, titulado “La interconexión energética entre países”, José Salmerón detalló el sentido de las interconexiones internacionales y los planes que se están llevando acabo para conseguir algo que parece ser el santo grial del precio de la electricidad: un mercado común europeo. Gracias a él, dejaríamos de ver en las noticias que éste o ese país posee la electricidad más barata y todos podríamos disfrutar de un precio único para todos (¡ojo! que quede claro que hablamos solo del precio de la energía que aparece en nuestra factura y no del resto de componentes como son los peajes, impuestos… que dependen de las políticas energéticas de cada país).

Ejemplo del precio de la electricidad de la segunda mitad de 2016 publicado por EUROSTAT:

 

precio electricidad eurostat

 

La idea desde luego está muy bien, pero estaríamos hablando, de manera equivalente, a ir a comprar la verdura al mismo mercado con los otros 500 millones de habitantes de la Unión Europea (por lo menos, al ser de manera informática, no nos tendremos que preocupar de que alguien se nos cuele en la fila).

Organizar un mercado con una dimensión tan descomunal puede parecer una empresa imposible, pero desde hace casi una década el sistema eléctrico se está desarrollando en esa dirección y la quimera (al menos teóricamente) podría estar a nuestro alcance muy pronto.

Una EUPHEMIA para gobernarnos a todos

 

En el año 2009 comenzó el proyecto conocido como PCR (Price Coupling of Regions) en el que los diferentes mercados de electricidad europeos acordaron desarrollar un sistema de acoplamiento que calcule de manera común los precios de todos los países implicados, teniendo en cuenta la energía que realmente se pueda transportar de un país a otro gracias a las interconexiones.

En el 2012 se firmó el proyecto involucrando a Austria, Bélgica, República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Eslovaquia, Eslovenia, España, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, los Países Bajos, Noruega, Polonia, Portugal, Rumanía, Suecia, Suiza y Reino Unido. Si ya nos resulta difícil llegar a un consenso en una reunión de vecinos para pintar la escalera, esto tuvo que ser una auténtica locura. Las personas con más solera dentro del mercado eléctrico nos acordamos de cuando el Mercado Diario se realizaba a las diez de la mañana y no a las doce como ahora, ya que tuvimos que adaptar nuestro horario para sincronizarnos con el resto de regiones.

De algún modo, todo llegó a buen puerto y se desarrolló la piedra angular de todas estas transacciones eléctricas, un algoritmo informático capaz de tratar todas las ofertas de compra y venta procedentes de todos los países citados anteriormente: nuestra querida EUPHEMIA (acrónimo de Algoritmo híbrido de integración Pan-europea del mercado eléctrico).

Y no sólo estamos hablando de realizar casaciones entre las incontables ofertas más competitivas, sino que también hay que tener en consideración el sentido en el que fluirá la energía para evaluar si existe capacidad suficiente en las interconexiones. A todos nos habrá pasado (o espero por lo menos no ser el único) que después de hacer la compra en el supermercado nos damos cuenta de que no nos cabe todo en el carro, pues este despiste no hubiera pasado con EUPHEMIA susurrándonos al oído que esa caja de galletas no nos cabe.

Además, EUPHEMIA es tan considerada con nosotros que su principal objetivo es “el bien común”, que aplicado a este mundillo consiste en la optimización de las interconexiones internacionales para la obtención del menor precio posible de manera conjunta para todas las regiones. De este modo, la energía más barata se repartirá para que todos nos podamos beneficiar de ella y no sólo aquellos países que en un instante determinado cuenten con fuentes de generación de menor coste, tradicionalmente han sido las renovables y la nuclear, por poner unos ejemplos.

A continuación, podemos ver el resultado de la casación con el máximo acoplamiento alcanzado en los primeros once días de marzo de 2018:

 

precios casación máximo

 

Durante esta hora en concreto, el precio por ver la televisión fue el mismo desde España hasta los países nórdicos (luego ya que sea cada uno el que juzgue la calidad de la parrilla televisiva).

Todos (no) somos iguales ante la ley

 

Por si todo lo que hemos visto hasta ahora fuera poco, encima le ponemos más palos en las ruedas a EUPHEMIA porque resulta que no todos los países jugamos con las mismas reglas ni productos.

Para empezar, los periodos eléctricos con los que negociamos no son iguales. Mientras que los nuestros son productos horarios (el primer periodo eléctrico H1 transcurre de 0:00 a 1:00, el H2 de 1:00 a 2:00 y así sucesivamente), existen otros países con productos de treinta minutos e incluso de quince como es el caso de Alemania. Por lo tanto, la casación se realiza con productos equivalentes obteniendo un precio para cada uno de ellos.

Otro punto interesante es la limitación de los precios de la electricidad. En el caso de España, la energía está acotada entre los 0 y los 180,3 €/MWh por ley, pero vamos a ver un par de ejemplos en los que la situación varía (y mucho) en las distintas regiones.

En el siguiente ejemplo se muestra la casación más alta que se ha obtenido en el mercado de manera conjunta:

 

precios casación más alta

 

Desde luego no fue una hora ideal para dejarnos la luz del pasillo encendida, pero si lo miramos de manera positiva, fue menos de un tercio de lo que nos costaría en una cabaña en Estocolmo o la mitad que en Roma. Como hemos comentado, sería imposible que en España se obtuvieran precios tan altos como en el Reino Unido o los países nórdicos.

Ahora veamos un ejemplo opuesto, la casación con el precio más barato:

 

precios casación más baja

 

Oye, esto ya tiene mejor pinta y seguro que mi factura de la luz lo agradece. Ahora puedo poner el horno tranquilo para cocinar y el aire acondicionado… ¡Un momento! ¿Eso es un precio negativo? Pues efectivamente, hay países en los que, si se dan las condiciones de generación suficientes, la electricidad no es que solo no nos cueste nada, sino que encima nos pagarían por consumirla. Vamos, que es como si fuéramos a un restaurante y nos pagaran por comer porque como diría más de una madre “tirar la comida está muy feo”.

De momento lo vamos a dejar aquí, que como buena first date ha sido bastante intensa… ¡y algo tendremos que dejar para la segunda con los mercados intradiarios!

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