El cierre de las centrales nucleares es un tema de actualidad, pues es una medida propuesta por los gobiernos para alcanzar los objetivos medioambientales marcados.
El cierre de las centrales nucleares
Si analizamos el desarrollo de las centrales nucleares de generación de electricidad en el mundo en los últimos años podemos concluir que no hay una tendencia general, aunque separemos países con democracias liberales y otro tipo de regímenes políticos.
Por ver varios ejemplos, China, a la cabeza del desarrollo de centrales nucleares en el mundo, ha puesto en marcha 37 grupos nucleares en la última década, con más de 37 GW de potencia instalada, según la Agencia Internacional de la Energía Atómica. En lado opuesto, Alemania, a raíz del desastre de Fukushima, adelantó el cierre de sus últimas 6 plantas de generación nuclear, con unos 8 GW de potencia instalada, a los años 2021 y 2022, reduciendo la operación aprobada de las plantas en una media de 12 años.
En los últimos años hemos tenido también ejemplos de sonoros fracasos en la puesta en marcha de centrales nucleares, como el proyecto de la central nuclear en Finlandia, Olkiluoto 3 EPR (generadores de tercera generación de reactor de agua pesada a presión), que está previsto que entre en funcionamiento este año, con 12 años de retraso, unos 1,7 GW instalados y un coste final estimado de unos 10 mil millones de euros, más de tres veces su coste inicial estimado.
En Emiratos Árabes Unidos se ha puesto en marcha en 2020 el Grupo Uno de la central nuclear de Barakah, con 1,34 GW de potencia, con el proyecto de llegar a 5.600 MW en los próximos años, con un coste estimado inicial de 25 mil millones de euros.
El Reino Unido va a cerrar 15 de las 16 plantas nucleares antes de 2030, después de cerrar otras 26 desde 2010 al llegar al final de su vida útil. Sin embargo, Gran Bretaña apuesta por nuevos proyectos como el de Hinkley Point C (EDF) con 3,2 GW para 2025, Bradwell B (CGN y EDF) con 2,3 GW, Sizewell C (EDF) de 3,2 GW potencia instalada, además de otros proyectos en tramitación.
Cierre escalonado de la nuclear
En España, el gobierno actual llegó a un acuerdo con las compañías propietarias para el cierre de las centrales nucleares con el siguiente calendario: Almaraz I cerrará en 2027, Almaraz II en 2028, Ascó I en 2029, Cofrentes en 2033, Ascó II en 2030, Vandellós II en 2034 y Trillo en 2035, frente a otras opciones barajadas, como muestra el Gráfico 1.
Gráfico 1. Secuencia de autorizaciones de explotación
PEP: permiso de explotación provisional
RPS: revisión periódica de seguridad
Fuente: La vida útil de las centrales nucleares españolas. Marcelo Fernández-Bolaños Porras
Ni la regulación española establece un procedimiento pautado para determinar la vida útil y el cierre de las centrales nucleares, ni esta tiene por qué coincidir con un plazo estimado en el proyecto inicial. Como muchos otros trabajos de ingeniería, puede prorrogarse su funcionamiento con los mantenimientos necesarios, preventivos y correctivos, y la sustitución de materiales, dentro de las normas de seguridad más estrictas, como ocurre con la aviación. Parece, por tanto, que la decisión del cierre de las centrales es exclusivamente política, como ha ocurrido en otros países.
¿Qué supone el cierre de las centrales nucleares?
Pero qué efecto tendrá el cierre de estas centrales en el mercado español de electricidad. Parece claro que el primer resultado será la desaparición de una generación eléctrica de base, con una potencia constante, o casi, en todas las horas del año y que en 2020 ha supuesto el 23,6 % de la demanda de electricidad. Esta consecuencia, unida al incremento constante de la generación renovable, intermitente por naturaleza y de difícil previsión, conllevará que la volatilidad del precio de la electricidad sea aún mayor que en presencia de la generación nuclear.
Cuando dejen de funcionar las centrales nucleares y en ausencia de generación renovable por escasez temporal del recurso (poco viento y baja radiación solar), la energía vendida a precio por debajo del coste marginal del mercado se reducirá de manera radical y el precio podrá tener subidas no vistas anteriormente en el mercado diario de generación. Si a lo que ha sucedido en un buen número de días de este mes de enero (baja generación renovable, alta demanda eléctrica, precio alto de gas y de CO2) le sumáramos la desaparición de la energía nuclear, el precio final hubiera superado con mucho los picos de precio ocurridos a principios de año.
Deberá dejar de ser noticia que el precio de la electricidad suba mucho o baje mucho en cuestión de días porque será el comportamiento normal del mercado, como consecuencia lógica de la estructura de generación que estamos poniendo en marcha. Esto que parece sencillo, no está asumido por los políticos que han tomado las decisiones de cerrar las centrales nucleares y apoyar la puesta en marcha de renovables y menos explicado a la opinión pública.
En mi opinión, sería bueno que se fuera difundiendo qué podemos esperar de los precios de la electricidad y de su volatilidad, para que deje de ser portada de los periódicos que el precio se multiplique por tres o cuatro de un día para otro. Otra nueva normalidad.