El precio de la luz es noticia en todos los medios, y es que desde hace meses no deja de subir tomando unos valores que baten récords una y otra vez. Los medios de comunicación se hacen eco de la constante subida del precio de la luz, pero casi ninguno comenta la situación ni qué soluciones puede tener.
Nos aburre ver todos los días en la prensa que se ha alcanzado un nuevo récord de precio medio diario de la electricidad en el “pool”. Las noticias cuando se repiten todos los días dejan de serlo y la novedad desaparece. Muchos periodistas, comentaristas, articulistas y tertulianos han tratado de explicar el funcionamiento del mercado de electricidad en nuestro país con desigual suerte. En este blog de AEQ publicamos una interesante introducción al mercado en el año 2017.
En mi opinión, la mayor parte de los análisis han estado mal enfocados y no han sabido explicar la formación del precio en el mercado de electricidad del día siguiente. Asumo que ustedes ya saben cómo se calcula el precio de adjudicación de la subasta horaria, por lo que no les aburriré explicando otra vez el mercado “marginalista”. El error generalizado es confundir medio de producción con el bien producido y su utilidad. Me explico: todo el mundo habla de la energía nuclear, la renovable, los ciclos combinados de gas, como si lo que produjeran y vendieran en el mercado fuera algo distinto entre sí. Todo lo contrario, todos producen el mismo kWh, que tiene la misma utilidad para su consumidor. Un kWh generado con una nuclear no ilumina menos una habitación que uno generado con una renovable, ni uno de un ciclo combinado de gas natural genera más trabajo en un motor eléctrico que uno generado con una central de carbón. Todos los kWh son iguales. Podemos entrar en discusiones de firmeza de la generación, de disponibilidad de las plantas, de las externalidades de la generación como la emisión de CO2, etc. pero, una vez generada, toda la electricidad es igual.
Fuente: OMIE
Influencia en el precio eléctrico
Esto es un principio básico para entender el mecanismo de formación del precio en el mercado. La electricidad es una energía que funciona como una materia prima, un commodity en terminología anglosajona, en la que el producto de un generador es idéntico al de cualquier otro. No existe nada que los diferencie en la hora que se generan.
Por otro lado, todas las empresas en todos los mercados tratan de maximizar el ingreso de la venta de sus productos, con independencia de su coste de fabricación. Si la demanda es rígida, como la de la electricidad de un día para otro, todos los generadores intentarán vender su producto al precio al que esté dispuesto a pagar el consumidor por obtener esa energía. Salvando las distancias de calidad de productos, un productor de gas en Argelia querrá vender su producto al mismo precio que uno del Mar del Norte, aunque los costes de extracción y transporte del primero sea inferiores a los del segundo. Lo mismo pasa con el petróleo o el carbón, ya digo que salvando las distancias de diferentes calidades del producto. El precio del oro es el mismo en todo el mundo, para una misma calidad de producto, con independencia del coste de extracción de cada compañía minera.
El generador renovable o nuclear cuando vende su energía hoy para el año 2022, por ejemplo, no lo hace a 40 €/MWh cuando el mercado paga 89 €/MWh, por el hecho de que sus costes le permitan vender por debajo del precio de la demanda de mercado. Como cualquier responsable de una actividad económica, venderá su producto al precio que el mercado esté dispuesto a pagar, siempre que éste le permita obtener un margen por su actividad. En el mercado a plazo de electricidad, donde generadores y comercializadores pueden cubrir el precio de compraventa de su energía, no hay precios diferenciados por tecnología de generación, porque todos los kWh son iguales.
Si desapareciera el mecanismo actual de fijación del precio horario de la electricidad por uno de paid-as-bid (a cada uno se le paga su oferta) el panorama, en mi opinión, cambiaría poco o nada. Después de un periodo de adaptación, en el que los agentes aprendieran a manejarse en el nuevo entorno, todos los generadores, grandes y pequeños, renovables y emisores de CO2, con plantas amortizadas o no, intentarían vender su energía al mayor precio posible, cerca del precio de la tecnología que cubriera el último kWh de demanda.
Los promotores de proyectos renovables firman acuerdos de venta a largo plazo de su energía, conocidos como PPA, o comprometen la venta de su energía a largo plazo en subastas, como la última celebrada a principios de año, a precios muy inferiores a los que se están produciendo en el mercado en estos días, incluso al previsto en los próximos dos años. Estamos hablando de precios a largo plazo en torno a los 30 €/MWh, dependiendo del comprador y la duración del acuerdo, para contratos entre 10 y 15 años. Los precios ofertados en estos acuerdos por parte de los promotores son los que les garantizan la rentabilidad esperada, para unos costes de capital y operación determinados, y una producción anual esperada. Para los compradores, el precio refleja lo que están dispuestos a pagar para adquirir un compromiso de tan larga duración. Los motivos del promotor para vender a un precio tan competitivo son dos, generalmente:
- Por un lado, la necesidad de obtener financiación bancaria para lo cual el banco le exige seguridad sobre los ingresos futuros del proyecto que le permitan la recuperación de la financiación.
- Por otro lado, la necesidad de algunos inversores de eliminar o minorar el riesgo de los proyectos, asegurando el precio de venta y una rentabilidad fija para todo o parte del proyecto.
Hoy en día, hay más oferta que demanda de estos acuerdos, por lo que los precios se ajustan hasta el extremo. Si nos encontráramos en una situación en el que la demanda superara a la oferta, otro gallo cantaría para los promotores de renovables, que estarían dispuestos a aumentar sus márgenes hasta que el mercado se lo permitiera.
Adicionalmente, se pueden valorar consideraciones sobre los beneficios caídos del cielo o si hay que destinar los ingresos de los peajes y cargos a la financiación de todas las renovables o de los costes extra peninsulares, por no decir de la posible discusión de la fiscalidad, que incluye la tasa municipal de vuelo, el impuesto eléctrico, el impuesto a la generación, la aportación al fondo de eficiencia y al bono social y el IVA. Lo anterior no es óbice para entender que el mecanismo actual de mercado refleja de una manera aceptable el valor de la energía.
Ya vendrán tiempos mejores para el consumidor. En mi opinión, el precio tiene más recorrido a la baja que al alza en el medio plazo.