ÚNETE A JUAN, INVIERTE EN VERDE…
¡Os quiero contar la historia de un emprendedor, como sois tantos otros! La fabricación de dulces, Dulces Juan, ¡así me llamo yo!
Hace unos años, mi familia heredó un terreno en mi pueblo, el cual me cedieron y en el que pude construir la fábrica. Desde los inicios tuve claro que mi proyecto tenía que cumplir con una serie de objetivos entre los que estaban: además de “ganarme la vida”, proporcionar trabajo a mis paisanos, realizar acciones en beneficio de todos y respetando nuestro entorno, nuestro pueblo.
Juan aún no es consciente, pero, a priori, su proyecto estaba basado en una buena política de desarrollo sostenible ya que, el planteamiento de su proyecto tenía en cuenta aspectos determinantes para la economía, la sociedad y el medio ambiente en el entorno en el que se operaría. Estos aspectos son precisamente los que, en conjunto, definen a una empresa sostenible.
Tras dos años de actividad y esfuerzo, decidí pararme a hacer balance y observé que ¡habíamos conseguido un 20% más de los beneficios netos esperados y había contratado un 5% más del personal que en un principio había estimado! ¡Fiesta para todo el pueblo!
Sin embargo, cuál fue mi sorpresa cuando recibí una penalización por parte del Gobierno. ¿Penalización de qué? No daba crédito, y me eché las manos a la cabeza. ¡No tenía ni idea que existía legislación en materia de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y que por mi actividad tenía un límite impuesto! ¡Qué ignorancia la mía!
¡Y encima, la factura de la luz! Tuve un consumo energético descontrolado y una facturación muy elevada.
El impacto medioambiental de Dulces Juan
Durante estos dos años Juan había volcado sus esfuerzos en la economía y las personas, y había dejado de lado los aspectos en materia ambiental, lo que provocó que la balanza se desequilibrase.
En ese momento me di cuenta de que soy bueno haciendo números. Tenía el plan perfecto para obtener grandes beneficios en el plazo de los próximos 3 años. Estimaba contratar un 10% más de personal a la plantilla, y haber realizado aumentos de salarios trimestrales a todos mis trabajadores. Además, las dos ONG con las que colaboro y que operan en la zona habrían recibido una generosa cuantía. ¡Vamos, el empresario del año!
No obstante, me paré en seco. Debía dar un nuevo enfoque al desarrollo de mi empresa. ¿Qué podía hacer para cumplir con la legislación vigente en materia de emisiones y de energía? ¿Cómo podía mejorar el desarrollo medioambiental para equilibrar la balanza de la sostenibilidad en mi organización de nuevo? Estaba harto de escuchar noticias sobre el calentamiento global del planeta, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad… por lo que, en ese momento decidí responder y cumplir con mis obligaciones como empresario en materia ambiental. Estaba convencido en hacer lo que estuviese en mi mano para aportar mi granito de arena a esta lucha contra el cambio climático y proteger mi pueblo.
Llegó el momento, decidí invertir en el desarrollo ambiental y energético de mi compañía y me puse en manos de un gestor ambiental y energético especializado.
La gestión medioambiental y su importancia
Durante un par de meses, Rodrigo, su gestor de referencia, realizó un análisis de la situación ambiental y energética de la organización. El resultado del análisis lo constituyó un informe en el que se plasmaban los impactos ambientales que tenía la actividad de la organización de Juan en el entorno y la sociedad. A su vez, Rodrigo le proporcionó una serie de indicadores ambientales y energéticos a los que hacer seguimiento, junto con un plan de mejoras ambientales y de eficiencia para los próximos 3 años.
Revisando el informe ambiental y energético me pregunté… ¿qué es esto de la Huella de Carbono?
Rodrigo le explicó que se trata del indicador encargado de calcular cuantitativamente la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), medidas en emisiones de CO2 equivalente, que son liberadas a la atmósfera debido a la actividad de la organización.
El indicador de Huella de Carbono es, a su vez, la suma de un conjunto de sub-indicadores que se calculan en función de tres alcances diferenciados:
Entendí perfectamente el concepto y posteriormente Rodrigo me planteó la estrategia que debía seguir, junto con el plan de mejoras para los 3 próximos años. Principalmente debía poner atención en las acciones relacionadas con el alcance 2 de la huella de carbono y otras relacionadas con la eficiencia energética:
1º) Rodrigo me sugería un cambio de comercializadora y la contratación de energía renovable para todos los puntos de suministro. Esto repercutiría directamente en el indicador de la huella de carbono pues, automáticamente el cálculo del alcance 2 resultaría 0 y, por tanto, las emisiones de GEI de organización se verían suficientemente reducidas como para cumplir con la legislación vigente en materia de emisiones.
2º) Me proponía la instalación de una batería de condensadores en la línea de producción de dulces, lo que haría que la energía reactiva fuese 0 y, por tanto, se redujesen los costes de la factura eléctrica considerablemente.
3º) Incluía la monitorización de consumos mediante la instalación de un sistema de telemedida, lo que me permitiría la visualización de los picos de consumo, las demandas de potencia, los desvíos, etc. en tiempo real de mi actividad, de manera que se podrían adaptar los picos de producción a las horas en las que el precio de la energía sea más bajo.
¡Me puse las pilas! ¡No tenía tiempo que perder! Inmediatamente puse en marcha el plan y cambié de comercializadora. Contraté energía renovable para todos los puntos de suministros con la empresa AEQ, tramité e instalé una batería de condensadores en la línea de producción a través de la misma empresa, e implanté un servicio de telemedida para el control de mis consumos.
Desarrollo sostenible para Juan y su fábrica
Ya ha pasado un año y me he reunido de nuevo con Rodrigo. Hemos revisado el informe de resultados con el balance del año. ¡Qué contento estoy! ¡He podido comprobar cuantitativamente que las medidas han repercutido directamente y positivamente en la actividad de la compañía! ¡Estoy cumpliendo con la legislación vigente e incluso he reducido las emisiones de GEI más de los establecido! ¡También he reducido considerablemente el consumo energético y los costes en la factura!
Juan lo sabe, ha recuperado el equilibrio y vuelve a ser una empresa sostenible. Está contento y satisfecho pues sabe que, desde ahora, esta es la línea que debe seguir para desarrollar su actividad empresarial de forma sostenible.
Haz como Juan, seas grande o pequeño actúa ahora pues, pequeños gestos como la contratación de energía renovable contribuirán en gran medida a que tu actividad empresarial tenga una proyección mucho más profunda para ti, así como para el bien de todos, a corto y largo plazo.
Desde ahora, Juan confía en Rodrigo, su gestor, su consultor, su profesional de referencia, su comercial, su proveedor y por qué no, su amigo energético y ambiental. Rodrigo ha escuchado y entendido la necesidad de Juan, su cliente, le ha tratado de manera personalizada, le ha trasladado su conocimiento, le ha asesorado con las mejores herramientas y acciones, y lo más importante, le ha dado buenos resultados y él ha ganado una relación gestor-cliente a muy largo plazo…